martes, 31 de marzo de 2015

DIA 32 (03/02/2014): RELAX EN LAS ISLAS GILI.

MAÑANA DE SNORKEL


Playa delante del bungalow.
Estas aguas contienen varios arrecifes.
Café con crepes para desayunar. El día pinta bien. Soleado. Sin nubes. Debido a la incertidumbre de la salida del speedboat hacia Bali decidimos comprar un vuelo desde Lombok . A través de ticketindonesia conseguimos un vuelo en la compañía Asianwings por 20 euros cada uno. Tema resuelto.  El agua es paradisíaca en estas islas. Al que le guste ver fauna marina está en el lugar indicado. Hay que preguntar por los varios arrecifes de la zona y tirarse a bucear. A pocos metros de la orilla y con unas  gafas y snorkel el espectáculo está garantizado. Hay peces de todos los colores en abundancia, estrellas de mar y si se tiene suerte, como la tuve, tortugas gigantes, un metro y medio más o menos. Una buena estrategia es ponerse cerca de los varios botes de agencias de buceo que hay por la zona. Les tiran alimento, algo parecido al pan, y aquello se transforma en una manifestación por los derechos de los pescados. Rodeados. Otra buena forma de atraerlos es hacerse el muerto, quedarse quieto por completo. Te rodean y empiezan a morderte los antropófagos acuaticos. Si se tiene el carnet internacional de submarinismo, PADI,  o se quiere sacar hay varias agencias de submarinismo que te dan  el curso en pocos días, barato según los expertos, y te llevan a lugares más profundos donde ver tiburones y mantas raya entre otros amigos marinos.

Otra playa de Gili Air.


EL ESPEJISMO ISLEÑO



A lo lejos se ven las costas de Lombok desde Gili Air.

Gili Meno vista desde Gili Air. Si vas caminando hasta las rocas el agua
te llega a la cintura.Parece que está al lado pero ...
Las islas Gili están cercanas entre sí. Gili Meno está a simple vista. Si uno se baña en la playa que
 está delante de esta isla y comienza a caminar hacia ella, se quedará a unos 400 metros antes que el agua comience a sobrepasarle los huevos. Al alcance de cualquier vulgar nadador como el que teclea. Error. Suerte que lo pregunté antes de tirarme a bracear hacia la isla vecina. Aseguran los lugareños que hay fuertes corrientes entre las islas. Muchos turistas no lo saben y acaba mal la “aventura”. De hecho ese mismo día habían tenido noticias de dos alemanes que desaparecieron en la tarde del día anterior al intentar cruzar a nado. La novia de uno de los vikingos se había ido en barca a la isla vecina.  El novio quiso darle una sorpresa apareciendo sin avisar en dicha isla. Y vaya si se la dio. Se tiraron a nado a pesar de las advertencias de los locales. Uno apareció al día siguiente medio grogui en la costa de Lombok y al otro aún lo estaban buscando. No es por estereotipar pero los turistas del norte son una mezcla de estupidez e ingenuidad. Aunque seas rubio, alto, fuerte y te acabes de tomar un pack de red bull, el pequeño, moreno y con rasgos indígenas te está diciendo que por ahí no vikingo. Que él vive ahí desde hace tiempo y ha visto de todo.  Que perdió algún familiar o amigo en estas aguas, por nadar o porque aquel día había mala mar y él iba sobre esas barcas que tienen los locales que son cáscaras de nuez flotando entre las olas. Que no falta año que algún turista quede atrapado entre las corrientes de las islas. Fijo. Pero igual van y se tirán. Y lo seguirán haciendo.

Playa camino al centro de la isla.


NAUFRAGIO ARGENTINO


Una de las típicas barcas de los indonesios por los que se mueven entre islas.
Tras comer, volvemos al bungalow para echar la típica siesta indonesia. De camino nos cruzamos con una pareja a la que oímos hablar español. Son argentinos, artesanos del metal. Viven en Mallorca. Se  ve que les va bien el tema porque después del verano español se toman unas vacaciones de siete meses por Indonesia y alrededores.  Empezamos a hablar de la gente, del clima de la zona, del mar … y el rostro les cambia por completo. Nos dicen que hace poco naufragaron  en unas islas perdidas de Sulawesi y aún no lo han superado del todo. En uno de los tantos viajes que uno hace en las pequeñas embarcaciones de los indonesios para moverse entre la multitud de islas que existen, la barca se les dio vuelta con el oleaje. Iban acompañados de otros pasajeros, entre ellos una pareja con un menor. Quedaron flotando a la deriva agarrados de la barca que no podían girar debido a su peso y a las olas. Al rato apareció otra barca que los vio pero se fue porque no podía acercarse debido al estado del mar. Ahí comenzaron a desesperarse porque veían que no los podían ayudar. 
Un local amarrando la barca debido a la lluvia que se venía.
El hombre lo contaba nervioso y hablaba “del milagro de la vida y de que había aprendido a apreciar las cosas importantes de la existencia” ,la  mujer lo narraba tragándose las lágrimas. Después de casi una hora apareció una barca para ayudarlos.  Al final los pudieron devolver a todos sanos y salvos a la costa indonesia. Entre lo material perdieron un notebook que acababan de comprar y la cámara de fotos. “Eso no tiene importancia, hay que apreciar el milagro de la vida” no paraba de repetir el argentino.






Barca de transporte de pasajeros entre las islas Gili.


CENA BAJO LA LLUVIA


Uno de los lugares donde comer al borde del mar. Zipp Bar.

Después de dar una vuelta por los alrededores y con un cielo amenazante nos fuimos a cenar. Elegimos uno de esos lugares con pequeñas plataformas de bambú y techo de paja a escasos metros del mar. El mejor en cuanto relación calidad-precio se llama Zipp bar. Triple B, bueno, bonito y barato. Por 70 rupias la osamenta nos zampamos una sopa, brochetas de pescado y gamba a la brasa, spaghetti y bebida, refugiados bajo el refugio de bambú de la lluvia y truenos que caían. No se puede pedir más por menos.


Las vistas de Lombok mientras se come o toma algo.

Esperando la cena.


Otra postal desde el Zipp Bar.

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