martes, 31 de marzo de 2015

DIA 24 (26/01/2014): ULTIMO DIA EN MOLUCAS


TIAL Y ALREDEDORES


Puestos de coco y frutas naturales en Natsepa
                                         


Playa de Tial
   Después de desayunar rodeados de las típicas moscas indonesias aficionadas a la mermelada de piña nos fuimos a pegar un baño a una playa próxima al hotel. Según la loney planet eran buenas para hacer snorkel. Error, esta guía falla a menudo. Nos dirigimos primero a la playa de Tial. Empezamos a caminar y luego de dos kilómetros  apareció una bemo que nos llevó hasta allí por 2500 rupias por cabeza. Es una zona de pueblos de pescadores. Los pueblos son lo mejor porque las playas están descuidadas por sus pobladores que tiran todo tipo de plástico al mar como si fuera un cubo de basura gigante. A pesar de esto si se busca  se encuentran un par de pequeños arrecifes con fauna acuática colorida. 

Zona de arrecifes
Luego de recorrer los pueblos cercanos a Tial volvimos a Natsepa. Al lado del hotel hay  unos puestos de coco fresco. Así que aproveché la ocasión para tomar por primera vez la popular agua de coco de Molucas y comerme su tierna pulpa. Hablando con el vendedor me enteré que el coco verde se puede beber y su pulpa es tierna. El amarillo ya tiene la pulpa más dura y el seco o marrón por fuera es el de la pulpa más dura y el que se comercializa con más frecuencia en las ciudades. Sacarle la corteza que lo rodea no es tarea sencilla y se hace a machetazos limpio. Comimos en el único restaurante de Natsepa que vimos. Soto ayam (sopa de pollo) y plato principal con bebida: 95.000 rupias dos personas.








Soto Ayam (sopa de pollo)
                                           


Delicioso agua de coco












   
















RUMBO A LAHA


Vistas desde el hotel de Laha
Fútbol en Laha
 Tras la siesta asiática nos vamos hacia los alrededores del aeropuerto de Ambón, al pueblo de Laha, ya que mañana el vuelo hacia Bali sale temprano. Subimos a dos bemos, una desde el hotel de Natsepa hasta Passo (3000 rupias por barba) y después una de Passo a Laha (10.000 rupias cada uno). Laha es un pueblito con encanto. Pequeñas casas, niños y perros correteando por las calles, gente simpática. El hotel está bien, tiene baño, aire acondicionado y con vistas a un lago… pero ¿por qué?, enfrente a una mezquita. Hoy toca despertarse a las cuatro de la madrugada con los gritos del imán. El precio es de 250.000 rupias la habitación con desayuno. Salimos a dar un paseo por el pueblo y vemos una academia de buceo. Entramos y una persona nos saluda con un “hola”. Es un joven de Gandía (Valencia) que hace un año que está por estas latitudes. Trabaja para una academia de buceo alemana en la que estamos ahora. Se especializa en descensos a grandes profundidades para ver unos tipos de peces que solo se ven esta parte del mundo. El vive en las islas Banda donde los vikingos tienen otra academia de buceo. Debe viajar una vez al mes a Ambón para renovar la visa. Me comenta que hay un arrecife ahí cerca,  así que me tiró al agua pero está todo muy turbio y solo se consiguen ver algunos peces de colores. Seguimos caminando por el pueblo de Laha donde un montón de niños nos siguen  bajo el grito de guerra interminable de las molucas: “hello mister”. Por ahí no hay casi nada. Buscando algo que masticar terminamos en la casa de una mujer que hizo de una habitación de su casa un mini-restaurant. Allí coincidimos con unos trabajadores de Air Asia, habituales del lugar que hablaban maravillas de la comida casera de la “mama”. 

Mangos salvajes







Mega palmeras



Hello mister ¡¡


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